17 nov 2010

Carta a una amiga.

Al final van a tener razón aquellas palabras…
“Todo empieza y todo sigue pero nunca olvides que todo acabar por tener un final”.
Sí, todo acaba. Especialmente cuando buscas un corazón de cuerpo entero y, sin embargo, no encuentras más que amantes de entretiempo, de esos que prometen amor eterno durante unos meses, de esos que se van huyendo como hacen los pájaros en invierno…
Quizá no eres tú quién no tiene las ideas claras… Piensa que es él quien ha decidido escapar buscando una bonita excusa que no entiendo por qué a ti te cuesta tanto creer.
No te cansas de repetir que hay algo dentro de esta historia que te falta por saber para que todas las piezas encajen perfectamente. Sigues empeñada en comprender algo que no tiene mayor complicación…
Y a pesar de todo sigues teniendo esperanza. Esperas darte cuenta de que no te conviene, de que sois tan diferentes como la noche y el día… Lo peor de todo es que sabes la realidad en la que vives pero, por motivos que escapan a tu control, eres incapaz de romper con todo para intentar ser feliz.
Vale, sí, ahora eres feliz o, al menos, eso es lo que dices a todo el mundo aunque yo creo que no es así.
Tus ojos dicen todo lo contrario: expresan tristeza y, sobre todo, resignación. Resignación porque, en el fondo, sabes que no eres feliz y que, a su lado, por más que te empeñes, nunca lo serás. Porque sabes que él no va a poder darte todo lo que tú necesitas pero, a pesar de todo, sigues ahí, intentando conformarte con lo poquito que te ofrece.
Y te acuerdas, entonces, de aquel chico que conociste hace unas semanas cuando saliste sola con nosotras… Recuerdas como te miraba, como su mano en tu espalda consiguió ponerte nerviosa… Recuerdas como cuando llegó el momento de irnos a  casa, tú no querías…


 Ahora espero que tengas la valentía suficiente para romper con todo pero, amiga, no se te olvide que, al igual que el amor, el valor no hace visitas a domicilio…



Por favor, intenta ser feliz…Seguro que es mucho más fácil de lo que crees.

15 nov 2010

Sonríe, para que sólo yo sepa por qué...


Te caes y te levantas. Vuelves a caer y, como por arte de magia, vuelves arriba, una y otra vez. Pero hoy no es el día. Hoy es uno de esos días en los que te has cansado de ser como el ave Fénix...
Por una vez en mucho tiempo, lo único que te apetece es encerrarte en casa, esconderte en el sofá, compadecerte e, incluso, llorar...
No te preocupes, no es que seas una persona débil ¡ni mucho menos! Simplemente, hay momentos en los que es necesario dejar de luchar contracorriente y, una vez que caes, mirar el mundo desde abajo por un momento...
Recupérate. Recupera tu vitalidad, tu energía y, sobre todo, muestra tu mejor sonrisa a los problemas.



Sonríe y resurge de tus cenizas. Una y otra vez, hasta el fin de los días...

12 nov 2010

No se olvida a la reina jugando a las damas...

¿Recuerdas cuando eras pequeño y deseabas con todas tus fuerzas aquel juguete?
Por algún motivo que escapa a tu control, nunca lo conseguiste pero sí que jugabas de vez en cuando con el que tenía tu mejor amigo...
Una vez que volvías a casa, podías recordar la historia que habías creado esa tarde, podías imaginar mil y una aventuras para vivir pero nunca lo echabas de menos...

No puedes echar de menos algo que nunca te ha pertenecido... Pues eso me pasa contigo...
Podré pensar en tí, incluso, podré imaginar lo que sería pasear de tu mano por la ciudad, sentir que estás ahí...Podré soñar la respuesta de tantas preguntas a las que sólo tú me puedes contestar...
Podré hacer muchas cosas pero no echarte de menos. Por suerte, o, por desgracia, eso nunca podré hacerlo.



No voy a echarte de menos porque NUNCA te he tenido...

Quinientas treinta y dos mil vueltas

…Y piensas en él y te apetece llamarle pero no lo haces..
Entonces, te acuerdas de la conversación que tuviste con aquel chico la otra noche:
-No entiendo a las mujeres. ¡Por más que lo intento, no os entiendo! Si es que sois tan sumamente retorcidas…
Y lo peor de todo es que tiene razón. Le damos quinientas treinta y dos mil vueltas a una cosa antes de hacerla. Nos montamos nuestra propia película que, muchas veces, no tiene nada que ver con la realidad y, chicas, así nos va por tanta tontería…
Si quieres hacer algo ¡Pues hazlo! No te pongas a pensar en lo que creerán los demás, si le molestará a alguien o no…

Déjate llevar, como cuando de pequeña te tirabas por el tobogán, y disfruta.